Vamos juntos...

miércoles, 1 de abril de 2009

Ejemplo: Libertad

La idea que cada uno tiene de la libertad adquiere distintos rostros a lo largo de la vida.
La puerta por la que siempre desaparecía solo.
Se sentía el retumbar de la música, pero no se oía la música. Era como escuchar el latido de un inmenso corazón. O tal vez era el mío, que empezaba a temer lo peor.
Al día siguiente no vino a trabajar. Al otro día tampoco se presentó, ni al otro. Decidí ir a visitarle.
Estaba llamando a su portero automático. Contestó una voz y pregunté por el.
-¿Quién le llama?- dijo
Me llegó una carcajada a través del telefonillo
-¡Ja! ¿Así que no se ha largado contigo? Lo siento por ti, porque cuando se marcha no regresa-
No era la única que le maldecía en aquel momento.
Se abrió una investigación, tenían conocimiento de la amistad que compartía con él.
-¿Se puede saber de qué hablan dos desconocidos durante los veinte minutos del desayuno todos los días durante ocho meses?
-No sé. Nosotros hablábamos de muchas cosas.
-¿Cómo qué, por ejemplo?
-Como por ejemplo, la libertad.
Durante algunos años soñé despierta, mientras miraba en catálogos viejas ciudades europeas.
Me gustaba detenerme en las fotografías: hoteles, calles, farolas iluminadas y recordar a quien fuese, preguntarme dónde estaría, qué estaría haciendo y pensar que volveríamos a venos sobre aquellas calles empedradas.

No hay comentarios: