Vamos juntos...

miércoles, 2 de julio de 2008

Hermanas para siempre

Una hermana mayor, aprende a ser madre mucho antes de que lleguen sus hijos: cuida, protege y sobreprotege.Marca el rumbo, desafiando consignas paternas que luego disfrutará su hermana menor sin ningún esfuerzo.Arrastra resignada a su hermana menor a fiestas de cumpleaños, salidas con sus amigos o al cine con el chico que le gusta. Soporta el desorden, perdona las roturas, acepta el inevitable destino de ser siempre el ejemplo.

Una hermana menor, aprende a mirar la vida con los ojos de su hermana mayor: cómo cruzar la calle, cómo andar en bicicleta, cómo lograr que papá o mamá... Cómo ser igual a ella en todo.Acepta que la gran parte de su ropa le quede siempre muy larga o muy corta o muy grande... porque la hereda de su hermana mayor.

Para su hermana mayor es, primero, una muñeca, luego se transforma en una molestia y, solo con los años, se convierte en su igual.
Toda hermana menor deseó alguna vez ser hija única.Y todas idolatramos a nuestras hermanas mayores.
La gente nos encuentra parecidas... y tiene razón
¿Cómo? Una de ojos claros, la otra, oscuros.
Una distraída, la otra ordenada.
Una apasionada por su trabajo, la otra por su familia.
Una delgada, la otra en estado de dieta permanente.
Una audaz, la otra tímida...
Sin embargo, el lazo que nos une trasciende nuestras diferencias.
Nos unen varias aventuras nunca contadas. Nos une la irrenunciable alegría de ayudarnos.
Como a nadie. Más que a nadie.
Distintas, idénticas.
Hermanas del alma.
Juntas hoy.
Juntas mañana.
Si, hermanas para siempre...

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