Se pudre.
Solloza en lo más bajo, en las profundidades del ser.
Solitario se deja carcomer por el tiempo
y las polillas se nutren de los últimos vestigios.
Sus últimas migajas sirven de alimento para las palomas del olvido.
Es un troglodita que no puede dejar de querer.
Nunca tiene demasiado de nada para quedar satisfecho... y se enferma.
Cuando el corazón sufre, lo hace en silencio.
¿Lo escuchas latir?
Tú sólo gritas por dentro y nadie te oye.
©Tania Manriquez
2 comentarios:
Buen blog. Parece que tus gustos son muy variados y van desde lo literario, lo filosófico, lo académico, hasta lo místico. Me ha gustado tu blog.
Te dejo un ósculo de paz y un abrazo fraterno. Ojalá algun día podamos tener la chance de intercambiar información y conocimiento.
He leído algunas de tus entradas y me parecen exquisitas, pero las comentaré pronto.
Es cuanto.
Yair Arroyo
Gracias, Yair. Cuando gustes.
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