Márchate ya, justo ahora y para siempre.
Dame tiempo para extrañarte, necesitarte y sobre todo: valorarte.
Regresemos el tiempo y detengámoslo en el momento preciso: cuando dije todas aquellas palabras que, aunque sinceras, lastimeras e impulsadas por una carga emocional que difícilmente pude controlar.
Discúlpame por haberte arruinado una fecha tan especial... como tu cumpleaños.
©Tania Manriquez
1 comentario:
Nada de disculpas... ;)
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