Vamos juntos...
lunes, 27 de julio de 2009
Estados que cambian
martes, 21 de julio de 2009
Echando de menos
Cuando el tránsito está muerto y cuando las calles rebosan de gente. Mientras veo, mientras creo, cuando siento, cuando callo, cuando escucho.
Sólo cuando corro, en lo que camino, cuando llego, cuando me voy.
Al momento de despertar, cuando me baño, cuando cocino y mientras como.
En mi cama, en mi mente, en ese rincón de la casa, en mi corazón; en mis labios, en mis ojos y en mis manos. En mis brazos, en esa pared ausente, en el sofá, en la mecedora.
Justo cuando me recuesto sobre el pasto y miro las nubes, cuando las hojas caen y la gente habla. En medio de los murmullos y los silencios; en los espacios en blanco que hay entre cada palabra.
Cuando me veo en el espejo y mientras me cambio la ropa.
En mis venas, en la sangre, en mis uñas, en las líneas de mis manos.
Siempre que pienso, escribo o leo. Al momento de ver una película de terror y justo cuando enciendo el televisor para ver las noticias.
En las ondas del agua que se generan cuando cae la lluvia.
Cuando lloro y cuando me río.
Sobre todo cuando pienso en ti.
te extraño
domingo, 5 de julio de 2009
Escultura de un pintor
Anda, alza la vista y mira al cielo
jueves, 2 de julio de 2009
Ἔρως
miércoles, 1 de julio de 2009
Inexistentes
Por más que busco no encuentro el color de sus ojos en las hojas marchitas de los árboles.
Ese tornasol de otoño.
El no saber si es verde, rojo, negro, café…
Inexistente.
Mi cuerpo siente el frío aire de la mañana.
Siento la sombra de sus besos recorrer mi espalda.
Tan helados aquellos besos, como si solo quedara su alma.
Y pienso, y no pienso, intento pensar, no quiero.
Quiero sentir.
Intento
Intento.
No puedo.
Y lo siento.
Siento sus manos recorrer mi cuello, siento su mirada recorrer mi cara.
Mis mil caras…
Dice él que soy muchas.
Yo sé que soy una sola.
Me mira y me arrepiento. Me arrepiento de haber pensado diferente.
Para él no existe el tiempo.
Para mi sólo existe el momento.
Él toma mi alma como si fuera suya, es suya.
La maneja como si fuera algo preciado; no lo es.
Me dejo llevar por las vibraciones de su aliento.
Los latidos de su corazón.
El ritmo de su cuerpo.
Él dice:
Soy tuyo.
Yo digo:
Soy tú
Y entonces dejo caer las lágrimas.
Verdes, rojas, negras, cafés.
Tornasoladas
Inexistentes.
Oxidadas.
Inexistentes.
Suyas.
Existentes.
Y su mirada invadió el cuarto.
Y su mirada invadió mi mente
Y el silencio era tan ruidoso…
No había más miradas...
Sonreí.
Entendí.
Había abandonado el momento.
La risa de la desgracia salió de mi cuerpo junto con aquellas lágrimas.
Verdes, rojas, negras, cafés…
Tuyas.
©Tania Manriquez