renuncio.
Y lo hago nada más
por procurar ser coherente
y estar acorde con
mis propios fracasos.
Renuncio por sólo imaginar
historias y amores
en vez de salir y realizarlos.
Por escupir al cielo
y no hacer nada
para evitar mis propias maldiciones.
También lo hago por llorar
por las cosas más simples.
Como perder mi libro favorito,
acabar con la tinta de la pluma
o ponerle fin a las hojas en blanco.
Renuncio por no saber desnudarme
por no haber aprendido aún
a despojarme del pudor, de la ropa
o del pasado.
Hoy, señoras y señores
renuncio sobre todo
por no saber comprenderme
y no hacer nada
para evitar mis propias maldiciones.
También lo hago por llorar
por las cosas más simples.
Como perder mi libro favorito,
acabar con la tinta de la pluma
o ponerle fin a las hojas en blanco.
Renuncio por no saber desnudarme
por no haber aprendido aún
a despojarme del pudor, de la ropa
o del pasado.
Hoy, señoras y señores
renuncio sobre todo
por no saber comprenderme
©Tania Manriquez