Ella comienza a fumar y sus pensamientos se desvanecen con el humo y aunque estamos todos en un espacio cerrado ella continúa fumando, es libre...
Se recuesta sobre el piso y sueña, no le importa que los demás la miremos extranados. De repente comienza a sonar una música conocida a lo lejos; la mujer de la mirada triste se despierta y escucha atenta la melodía que la transporta a otro universo. Urga en sus recuerdos, se mira las manos y las encuentra vacías, observa su entorno y encuentra vacío en todas partes, vacío en cada uno de nosotros.
Yo la escucho murmurar unas palabras pero no logro comprender su significado, y es que ella habla el lenguaje de las palabras, yo el de las miradas.
La mujer sale y se va de viaje. Yo la miro con tristeza y observo como traza su camino hacia ninguna parte, ella camina, voltea la cara y me dirige una última mirada.
Abre sus alas y fractura su cuerpo en cientos de aves que felices revolotean por los andamios.
Es libre...
©Tania Manriquez